Nieves no tan perpetuas

Uno de los efectos más visibles del aumento de la temperatura planetaria lo encontramos en el deshielo de los glaciares. No hace mucho tiempo nos enterábamos de que las cumbres glaciares peruanas se pintarán de blanco con la idea de repeler el calor procedente de los rayos solares; de modo que la roca, generalmente de tono oscuro, deje de absorber la temperatura que acelera el deshielo de la nieve.

Ahora sabemos que en ningún lugar se están replegando tan rápidamente las lenguas de hielo glaciar como en el Himalaya, donde se sitúa la mayor concentración de hielo fuera de los polos. Estos desarreglos en la fundición de los glaciares pueden alterar el comportamiento de los cauces fluviales de ríos tan caudalosos como el Indo o el Ganges, con los trastornos medioambientales que ello implica.

Pero quienes más sufren el deshielo son los habitantes de las aldeas de las montañas, que ven cómo empiezan a escasear sus reservas de agua.

Las estimaciones más pesimistas apuntan que el tercer polo podría quedarse sin glaciares en una fecha tan temprana como el 2035.

Pero este tipo de cálculos es lo de menos, lo verdaderamente importante es la necesidad acuciante de ponerse en mangas de camisa con el fin de frenar el repliegue de los glaciares a lo largo y ancho del planeta.