La población de setas a la baja
Algunos expertos en micología y criptogamia advierten sobre la disminución progresiva del número de setas en los últimos otoños. Muchos de los factores responsables de esta reducción están directamente relacionados con la acción del hombre, y van desde una recolección indiscriminada hasta la destrucción del hábitat y la contaminación. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) cuenta un total de 33 especies de setas y hongos amenazadas.
Así y todo, tenemos en nuestras manos distintas bazas para frenar esta depauperación del patrimonio natural. En primer lugar, los recolectores deberían unir a los conocimientos del micólogo aficionado la conciencia de que la recogida ha de hacerse de modo sostenible y responsable. En caso contrario, apenas quedarán esporas suficientes para formar una comunidad de setas en condiciones el otoño siguiente. Pero las iniciativas no sólo tienen que llegar de parte de los recolectores particulares, sino también desde las instituciones tanto públicas como privadas. Hay administraciones regionales que delimitan zonas como cotos de recogida regulados en cuanto al acceso y el control recolector.
Asimismo, las asociaciones de amigos de las setas harían bien en fomentar programas de espíritu conservacionista y desarrollo rural. Otra medida encaminada a la regulación de la recogida nos la proporciona el establecimiento de lonjas micológicas, donde la compra-venta de setas se lleva a cabo según los registros oficiales. Por último, no estaría de más equiparar la recogida micológica a la pesca y la caza mediante la estipulación de licencias que habiliten para la recolección controlada.
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