Balance medioambiental del 2009

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Despedimos el año 2009, que desde el punto de vista del medio ambiente ha estado marcado por dos hechos de especial importancia: la celebración del bicentenario del nacimiento de Charles Darwin y el fracaso de la Cumbre de Copenhague. El caso es que hemos vivido un ejercicio en que nuevos síntomas del cambio climático se han sumado a los anteriores. En líneas generales, los datos y cifras aportados por científicos y metereólogos coincidieron en el diagnóstico relativo a la salud del planeta, nada tranquilizador.

Había muchas esperanzas puestas en Copenhague. Los más optimistas pronosticaban un paso adelante en la lucha contra el cambio climático en relación con el protocolo de Kyoto, cuyo programa habían transgredido tanto China como EEUU. Pero todas las expectativas puestas en la Cumbre de este 2009, que eran altas, se vieron defraudadas por la actitud ombliguista de países como los citados, además de Brasil y la India, lo que significa que seguiremos viendo el mismo panorama de aumento de las temperaturas, sequías y desastres naturales.

El otro acontecimiento al que hacía referencia, la efemérides de Charles Darwin, ha pasado un poco de puntillas por los medios de comunicación internacionales. Es una lástima, porque al biólogo inglés debemos el paradigma científico sobre el que aún siguen edificándose sin excepción las teorías naturales del presente. Por mucho que les pese a los charlatanes del diseño inteligente, la teoría de la evolución natural de las especies permanece como el faro que guía absolutamente todas las líneas actuales de investigación científica en el campo de la biología.

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