China contamina a lo grande
China, que al parecer ya ha visto el final del túnel de la crisis financiera, continua con su escalada contaminante de agresión medioambiental. Las estadísticas hablan por sí solas: las dos ciudades más contaminadas del mundo, Linfen y Tianying, se encuentran en China. Las causas de tanta polución hay que buscarlas en la minería y la liberación de metales como el plomo y el carbón, cuyas partículas flotan en el aire, intoxican el agua y vuelven gris la ropa que se pone a tender antes incluso de que llegue a secarse. La culpa de todo ello la tienen las explotaciones mineras y las emisiones de dióxido de carbono que sueltan a mansalva las chimeneas de las fábricas e industrias. China contamina a su antojo y sin que nadie pueda impedírselo.
Sabemos por la Agencia Internacional de la Energía que China está a la cabeza de los países más contaminantes del mundo con un total de 6.000 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono vertidas por año. Densas nubes grises envuelven las grandes ciudades chinas como en una cápsula de hollín.
Chinas son dieciséis de las veinte ciudades más contaminadas del globo, y dos tercios de todas las urbes del dragón asiático la calidad del aire se considera peligrosa para la salud. Aún hay otro dato más gráfico: pasar un día en Shanghai vale tanto como fumarse un paquete de cigarrillos.
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