Florece el desierto de Atacama
Unas pocas gotas de lluvia han bastado para que el desierto de Atacama, el desierto más seco del mundo, eclosione en forma de decenas de colores. Todo ha sido posible por los 25 milímetros de lluvia que han caído de mayo a agosto, lo comparable a un año entero en una temporada habitual. Estas gotas han despertado de su letargo a las semillas que dormían a medio metro bajo el suelo y han desencadenado, además de un paisaje alfombrado de color, una carrera por la reproducción de las esporas. Han florecido lirios, cebollinos, patas de guanaco, añañucas, botones de alforja y así hasta 200 especies de flores y plantas distintas.
El fenómeno se prolongará no más de tres meses, cuando el calor vuelva a hacerlas marchitar. Hasta entonces tienen tiempo para germinar y esparcir sus esporas. Estamos ante un hecho que se repite con cuentagotas, nunca mejor dicho. No florecía nada en el desierto de Atacama desde 1997. Y es que en este desierto chileno son muchos los años en que no cae ni gota de lluvia.
Lo que hace que en ciertos años llueva algo en esta parte del mundo es el conocido como fenómeno de El Niño, que aumenta la temperatura del mar en cuatro o cinco grados, lo que hace que el agua se evapore y, una vez en el continente, se descargue en forma de precipitaciones.
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