Cultivar en el desierto
Cultivar eficientemente en el desierto no es una idea tan descabellada como puede parecer a simple vista. Y además de ser algo posible, es también algo provechoso, tanto económica como ecológicamente, pues cultivar en tierras áridas detiene el cambio climático a la vez que recupera zonas perdidas a la aridez y la desertificación. Gracias al cultivo en zonas desérticas, los suelos evitan el proceso de erosión y se atenúan los desastrosos efectos del calentamiento golbal. Pero no estamos hablando de una utopía, pues distintas comunidades que tienen su hábitat en el desierto ya están llevando a cabo estas prácticas que les proporcionan un medio de ganarse la vida de forma rentable.
En regiones desérticas como Somalia y Etiopía se han ganado no pocas extensiones de porciones cultivables. El truco está en hacer uso de unos materiales agrícolas sencillos.
Se necesitan, eso sí, infraestructuras hidraúlicas de canalización y reciclaje de las aguas. También es importante escoger las especies vegetales más idóneas para este tipo de cultivos en minifundios o bien en invernaderos.
En Israel, país aventajado en este tipo de cultivos, se plantan jojobas, cactus o pythayas, de bajo consumo en agua. Por su parte, científicos chilenos están analizando qué tipos de especies convendría cultivar en las tierras limítrofes con el desierto de Atacama. Ante el avance del desierto a escala mundial, iniciativas de este tipo son realmente necesarias.
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